Sorprende que un personaje como el señor Armando Soria, escondido detrás de su alter ego Rumpelstinkin, no esté en boca de todos los medios especializados y su reciente disco “Del lado de los malditos” no ocupe sus portadas y las mejores críticas. Una colección de canciones que engancha y sorprende desde la primera escucha, con influencias de muchos y de nadie a la vez, poseedor de un sonido propio, crudo, contundente a la vez que matizado, un paso firme y ganador que lo sitúa como candidato a ser uno de los mejores del año que nos ocupa. Un plástico que atesora calidad instrumental y originalidad en cada tema, flirteando por todo el abanico estilístico rockero, aunando con éxito música y lírica.
La entrada con “Tu payaso” es toda una declaración de intenciones que adelanta, en cierto modo, lo que nos encontraremos en el resto del disco. Rock potente, voz madurada como el aguardiente, abriendo el disco y creando la máxima de las expectativas. ¿Conocéis esa sensación extraña que te embarga cuando le das al play a un disco por primera vez y lo que sale por los altavoces os eriza la piel? ¿Sabéis de lo que hablo? Un tema que recuerda a los mejores Sínkope hablando en primera persona. “Pero eso sólo dejo que me lo digas tú, ¿a ver quién más se atreve?”
“Duro y a la cabeza” nos sorprende con una introducción instrumental donde el baile cordial entre la batería y la guitarra da paso a una composición ochentera, un rock pesado de solera con el sabor amargo de los clásicos. Lengua larga y afilada en una canción que vomita sentimientos de rabia y, a la vez, de superación ante la adversidad.
En tercer lugar, “El juego de la mordaza” brilla con luz propia por la multitud de destellos que nos obligan a detenernos en cada pasaje, a prestar atención a cada nota escondida en el minutaje, un canto a la libertad de expresión con la pluma irónica y mordaz de Armando, característica que comparten todos los temas del disco. Ojo al guiño final punk-oi! al puro estilo Decibelios.
“Blanco fácil” entra a toda velocidad para romperse en el estribillo y desmenuzarse en pequeñas porciones rockeras que recuerdan a los primeros Extremoduro y que enlaza perfectamente con “Malote”, susurrante entrada y desarrollo que sugiere al Drogas más descarnado y de nuevo un montón de pequeños detalles y matices que completan una canción redonda y llena de sorpresas para dejar en evidencia a esa estirpe de rockeros que lo son más por la cartera que por la cabeza o el corazón. Seguro que saben de lo que están hablando.
En sexta posición, como la primera de la cara B, escogida y situada estratégicamente como en los viejos vinilos, llega el single del disco “El lado de los malditos”, un brillante y pegadizo rock and roll que destaca como tema coreable y seguro que imprescindible a partir de ahora en sus directos, con un final alargado por el virtuosismo instrumental de los intérpretes. Un tema reivindicativo de un estilo y una manera de ver la vida que muchos sentimos como propia.
“El valle de la vergüenza”, lejos de dar tregua, machaca incansablemente nuestros oídos con un ritmo trepidante y despierta nuestras conciencias poniendo encima de la mesa la incongruente pasividad institucional (y ciudadana) sobre el monumento del Valle de los Caídos y es que, como bien remarcan, “sólo un país enfermo, sin remedio, conserva los altares en honor a su verdugo”.
“Terminal” narra la cruda historia de alguien sorprendido por la parca, con un aire que bien podrían respirar Los Suaves, aunque a mí personalmente me parece la más floja del disco, seguro que a la mayoría de vosotr@s os puede parecer de las mejores. Eso es lo que da valor a los discos de calidad. “En nombre de anónimos hombres, si yo voy a morir, tú estás muerto”.
“Sin noticias” destaca por la riqueza de los cambios introducidos, coquetea con el metal y se pasea sin rubor por el punk, mientras la voz consigue dar muestra de varios registros, desde la rabia hasta el susurro, pasando por el recitado. Variedad estilística para decirnos que no hay noticias de Dios, aunque eso ya lo sabíamos y nos lo habían contado (y cantado) antes.
Y cierra el disco “Puto amo”, último tema que permite la descompresión de la globalidad, una oda poética e intimista a piano y voz, donde la letra tiene una importancia especial. Piel de gallina.
Sólo alguien con mucho talento es capaz de conseguir un disco con 10 temas tan completos. Muchos de los grupos de la actualidad podrían darse con un canto en los dientes si algún día llegaran a componer tan sólo uno de calidad similar. Rumpelstinkin, la voz de los malditos, un grito en alto contra la censura y los vestigios del franquismo, un escupitajo contra el postureo en el rock and roll, el lamento de los desfavorecidos, la reivindicación de la lucha diaria, ni amos ni esclavos, ni mandar ni servir, el manual de instrucciones de una forma de vida narrada en primera persona a través de todos los mecanismos que el rock pone a nuestro alcance.
Si vis pacem para bellum. Si quieres paz, prepara la guerra. ¿Necesitabas descubrir un nuevo disco de ésos que calan hasta los huesos? Esto es lo que andabas buscando.
Texto: David Domingo
Fotos: Manuel Alférez
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